Toda la Información aquí consignada, fue extraída por apartes haciendo este resumen, de la investigación hecha por el Académico Jesús Zapata Obregón denominada Mompox: Música, Autores y Notas, quien amablemente nos concedió el permiso para publicarla. Toda extracción de información de aquí , favor darle el crédito al maestro Jesús Zapata.
Mompox, ciudad en
permanente evocación histórica, donde se comprueba que toda vida es súmum de
historia y toda historia es una prolongación de hechos vividos, ha sido
polifacética a través de toda su existencia, especialmente en las artes.
Observamos artistas de la talla de un Manuel Marcelino Peredo, en la pintura ‑y
también en la música‑; Tomás Tafur, en la escultura; Candelario Obeso en la
poesía; y en el área musical, campo que nos ocupa en la presente investigación,
un gran número de virtuosos intérpretes y compositores que tuvieron su
florecimiento en el siglo XIX y principios del XX, desgraciadamente sepultados
en el olvido, siendo sólo recordados por quienes tuvieron contacto con ese tipo
particular de música, que constituyó la delicia de oyentes y bailadores.
Aunque su origen no está lo suficientemente
esclarecido, es indudable la participación de los bogas en las conocidas
estrofas que identifican a Mompox ante foráneos, a las que, erróneamente, se
les ha dado una connotación erótica, ya que tienen que ver con los champanes:
Mompox tierra de Dios
donde
se acuesta uno
y
amanecen dos
si
sopla viento
amanecen
ciento
y
si vuelve a soplar
no
se pueden contar.
En 1.824, Don Tomás de Choperena, gran aficionado
a la música, en especial al violín, trajo a Mompox el primer piano; por la
fecha de venida podemos suponer que se trataba de un piano‑forte que Don Juan
Crisóstomo Osorio lo define como "antiguo nombre del instrumento que hoi
se llama piano i que se le puso por la facilidad con que se puede aumentar o
disminuir la fuerza de los sonidos por medio de los pedales". De esa fecha
en adelante se siguieron importando y en tal cantidad que casi todas las
residencias comprendidas dentro del sector colonial contaban con uno o más de
estos instrumentos, lo cual hizo muy popular el dicho "En Mompox, en cada
casa un piano".
El momposino por naturaleza siempre ha sido
alegre y fiestero; al respecto podemos anotar lo relatado por Augusto Le Moyne,
viajero francés que permaneció en Mompox durante 21 días a partir del 29 de
Noviembre de 1.828:
Lo
que no me cabía en la cabeza es que con el calor sofocante que hace siempre,
hasta por las noches, en el interior de las casas hubiese algunas donde se
diesen bailes casi todas las noches, bailes que duraban hasta la mañana del día
siguiente. Llevado por la curiosidad asistí a algunos y quedé maravillado al
ver que con una temperatura de casi 40ºC la gente joven pudiese desplegar tanta animación en los valses y
las contradanzas, que siempre duran mucho y que no se interrumpen mas que por
unos breves instantes para descansar. Claro está que esos bailes no eran de los
que necesitan muchos preparativos previos; se improvisaban con una orquesta de
aficionados o a lo sumo con dos rascatripas de los cuales siempre uno era
arpista.
En 1.828 se creó la primera banda de la ciudad,
la Armonía Militar de la Valerosa, la cual como veremos más adelante se formó
como fruto de una donación, caso que se siguió dando en las familias
aristocráticas que obsequiaban a las bandas, instrumental, uniformes y
partituras impresas, lo cual era retribuido por los músicos actuando en las
fastuosas veladas con que se agasajaban a ilustres personajes visitantes, y en
las festividades patrióticas, religiosas, populares y familiares.
España y en general Europa, ejercieron una
notable influencia sobre la música en Mompox dada la situación privilegiada de
la ciudad en la geografía nacional lo cual favorecía la penetración cultural
del viejo continente con sus ritmos, costumbres y bailes.
En Mompox se presenta un caso en la élite, pero
no se da en lo que a música folclórica se refiere; era tan fuerte la presión
eurocentrista que, la música popular, representada en los chandés y las
cumbias, asimilada en forma sincrética hasta casi finales del siglo XIX, fue después
rechazada de la cabecera municipal por las familias aristocráticas, las
autoridades y el clero.
progresivamente la música folclórica va siendo
desplazada, inicialmente a los sectores marginales de la ciudad, especialmente
en el Barrio Abajo y luego retorna y se enraíza en los reductos habitacionales
aislados de origen, como Talaigua Nuevo, Talaigua Viejo, Menchiquejo, San
Sebastián, etc., y el pueblo momposino va imbuyéndose en la música de corte
europeo hasta el punto que los valses, mazurcas, polcas, contradanzas, danzas,
etc., entran a formar parte del patrimonio cultural del pueblo raso,
asimilándose en las clases media y baja; surgen así las academias y los salones
de baile donde solo se bailaban estos ritmos.
Entra el siglo XX y con él, las expectativas por
un mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo momposino; la música
sigue en su apogeo a nivel individual y grupal; las bandas son protagonistas de
todos los eventos y se sigue creando e interpretando música de corte europeo,
pero llega un momento en que los avances de la técnica entran en franca
contradicción con la música momposina: En la década del 30, la radio, que en
Barranquilla, a través de las orquestas de planta de las diferentes emisoras y
los radioteatros, proporcionó escenarios y mercados adecuados de trabajo para
los intérpretes en una escala sin precedentes, en Mompox, ocasionó el
desplazamiento de los músicos, antes invitados obligados a toda clase de
celebraciones. Entra entonces la radio a constituirse en la fuente de diversión
primaria de aquellas personas que no tenían los ingresos suficientes para
adquirir vitrolas y ortofónicas que, por su costo unido al de los discos, en
esa época importados, las hacían privativas de la clase alta de la ciudad. Este aspecto relevante trajo consigo dos cambios fundamentales: el primero, el
progresivo desaparecimiento de la música europea, lo cual se da en forma
definitiva hacia aproximadamente 1.955, al no estar las fiestas amenizadas por
las bandas de la ciudad y además por no existir grabaciones de melodías
europeo-criollas, y el segundo, la entrada con fuerza a la ciudad de la música
afrocubana, bien aceptada por todos los estratos sociales.
En el caso de Mompox, con toda esta situación,
las bandas quedaron circunscritas a amenizar los bailes de salón en carnavales,
las festividades de Semana Santa y los actos patrióticos en las efemérides de
la ciudad; la música sufre un bajonazo violento, decae el interés por aprender
la ejecución de los instrumentos de viento en los jóvenes; en la década del 60
del presente siglo desaparece, como agrupación formal y permanente, la última
banda, la Armonía Sucre y solo en la década del 80, como veremos más adelante,
aparecen nuevos grupos musicales de diferentes géneros, y comienzan a revivirse
nuestros ancestros musicales.
Sin embargo, la música de corte europeo compuesta
por autores momposinos, que hoy por hoy, a nivel de cabecera, podemos
considerar nuestro patrimonio musical predominante, se sigue interpretando en
el ámbito familiar, en animadas tertulias musicales y en las serenatas, donde
la alegría sublime del espíritu es llevarle una composición a la mujer amada,
al filo de la medianoche, con la luna como testigo mudo, para susurrarle las
cuitas del corazón tras las rejas y acechar el momento en que ella abra los
postigos para agradecer el desvelo.
En
1.828 se creó la primera banda de música de la ciudad, con instrumentos y
vestuario importados de España, donados por Don Francisco Martínez Troncoso
quien a más de esto patrocinó, con sus esfuerzos y recursos, a maestros y
alumnos; era Gobernador de la Provincia de Mompox y Comandante Militar, el
Conde Federico de Adlercreutz, noble sueco que la impulsó organizándola para el
servicio de las milicias; tomó el nombre de Armonía Militar de la Valerosa y
fue su primer Director un extranjero conocido como Don Jorge.
En
la segunda mitad del siglo XIX, esta banda pierde su carácter de banda militar,
pasando a llamarse Armonía de la Valerosa; acompañaba todos los actos
políticos, culturales, patrióticos y religiosos que se llevaban a cabo en la
ciudad; la encontramos reseñada por última vez en 1.883.
Le
sigue en orden de aparición la Armonía Seis de Agosto, organizada por Don
Leopoldo Ribón Morón.
Posteriormente
aparece en escena la Armonía Alonso de Heredia; se funda con posterioridad a
1.883; la primera noticia de su existencia aparece en 1.890 y se disuelve antes
de 1.916; esto lo concluimos al leer el DUM DUM, periódico momposino, del 17 de
Diciembre de 1.916, en donde se menciona la existencia en Mompox de "dos
bandas de música y una orquesta, formadas por hábiles ejecutantes";
si miramos los programas que se muestran en el capítulo de festividades,
podemos concluir que las dos bandas que se mencionan son la Armonía Sucre y la
Armonía Seis de Agosto, y la Orquesta, es la Nuevo Horizonte.
La
Armonía Sucre es fundada en 1.901 por Sócrates Delgado, Andrés Martínez,
Santiago Herrera, Jeremías Herrera, Rafael Arteaga, Federico Gutiérrez y Pedro
Zambrano; hacen su primera intervención en la Semana Santa de ese año y la encontramos nombrada por última vez en 1.963, cuando se disuelve como
banda formal y queda haciendo presencia en nuestra ciudad, hasta la fecha,
solamente en las festividades de Semana Santa, cuando con los músicos
momposinos residentes y ausentes se organiza anualmente para acompañar las
procesiones.
Entrando
en el ocaso la Orquesta Nuevo Horizonte y la Armonía Seis de Agosto, nace en
1.932 El Tresillo, fundado por Marcos Evangelista Martínez Márquez, Manuel
Domingo Mejía Rojas y Juan E. Camacho Aguilar; inicialmente se conformó como
grupo de serenata y en 1.933, según dato suministrado por su último Director,
Don José de los Santos Martínez Rojas ,
como la Orquesta El Tresillo que marcó una época en la historia de la música en
Mompox; combinó en su repertorio,
dado su carácter, a la música momposina tradicional con la
tropical colombiana y antillana que había comenzado a entrar a Mompox por esos
años; fue la agrupación favorita para amenizar los bailes de sala; desapareció
en 1.968.
Las
bandas y orquestas de Mompox cumplieron presentaciones en otras ciudades como
Ciudad de Panamá, donde se presentó la Orquesta Nuevo Horizonte en los primeros
años del siglo XX, además de Cartagena, Barrancabermeja, La Dorada, Puerto
Berrío, Sucre, Magangué, etc., pero desgraciadamente de esas presentaciones no
se conservaron testimonios escritos; solamente La Palestra da la noticia del
viaje de la Armonía de la Valerosa a la ciudad de Cartagena a participar en los
festejos del 68º aniversario de su proclamación de independencia.